Friday, July 17, 2015

El Trabajo, el gobierno, y el liberalismo, en el sentido más amplio


Hace unas semanas, Otto Guevara, diputado de la derecha más "extrema" de Costa Rica (No es tan extrema como en otros países, y cambian de posición ideológica según les convenga), decidió revelar los salarios de varias entidades públicas del país (El ICE (Instituto Costarricense de Electricidad), la UCR (Universidad de Costa Rica) y RECOPE (Refinadora Costarricense de Petroleos).
Empezaron entonces conversaciones porque muchos empleados no especializados ganan mucha plata (choferes, conserjes) gente de puestos imaginarios. O al menos esa es la versión de Guevara.

El Trabajo, en la definición más amplia, es una herramienta para poder cubrir nuestras necesidades y con eso lograr la felicidad.
El gobierno, la herramienta para distribuir las ganancias de ese lugar entre una población (piensen en un castillo y un granero).

Como todo en Costa Rica, siento que la discusión es ineficiente y muy probablemente se da para cumplir con las deudas que debe tener Guevara.
Peleamos por ver con lupa los salarios altos de tres compañías que bien podrian ser trabajadores capacitados que ganan bien, mientras que monstruos que vuelven el trabajo inútil no se discuten porque a nadie le interesa.

¿Por qué en lugar de discutir si un conserje con 40 años de trabajar debe ganar bien no se discuten cosas como el problema del trabajo informal? ¿Un salario mínimo que no sirve para mantener una familia? ¿Horas laborales que mundialmente son una epidemia de estrés? ¿Las trabas legales que existen en el país para poder iniciar un negocio propio?  Impuestos que no sirven. Una asamblea legislativa que para todos casos sirve menos o igual que RECOPE (o sea NADA). Donde no escogemos nuestros diputados y terminamos con personas como Patricia Mora, o diputados que no creen en la democracia como los evangélicos. 

El sector privado debería desbancar al público por fuerza como en Estados Unidos. Cuando es innegable que el servicio es mil veces mejor que el público. Como los hospitales. Como los servicios de entrega. Como Uber con los taxis. No por lobbying (hola universidades privadas, ustedes no han probado merecer los recursos que tienen las universidades publicas). 

Es un hecho que las entidades gubernamentales deberían ser más eficientes, pero ver esos salarios (que no son exorbitantes) y que hacen felices a personas que de una u otra forma no los tendrían mientras esos otros grandes monstruos siguen existiendo para mí es ineficiente, ridículo y mezquino.

Y si de algo sirve el liberalismo es para la eficiencia, para el sector privado, y la felicidad.





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